jueves, 30 de junio de 2016

HIC SVNT DRACONES (parte 3) por Amaunet


Le llevó un rato alcanzar el lugar en el que Antea permaneció sentada todo el tiempo, asegurándose de nuevo la venda. Hiram había hecho un buen trabajo con el feo corte, y aunque tras aquella maniobra peligrosa escocía horrores, no se habían abierto los puntos que había dado con el material del kit de primeros auxilios Tauri que había sacado de su chaleco, y que de nuevo portaba con ella. Se apartó cuando la alcanzó su posición para dejarle un trozo de espacio en el saliente para que se sentara a tomar aire.

- Supongo que no es un buen momento para decirte que no me gustan las alturas.- Antea le miró arqueando las cejas.
- Eres piloto ¿Eso no es un poco raro?
- Soy muchas cosas… Y he dicho que no me gustan, no que me den miedo.
- Ah, ¿pero sientes miedo? Dado tu historial temerario, es bastante decepcionante.
- Intrépido, no temerario. Hay diferencia.
- Bueno, hay un trecho bastante grande de aquí allá arriba.- dijo señalando con la vista el pequeño menhir suspendido en el aire.- Si no quieres pensar en ello siempre puedes distraerte dando respuesta a mis preguntas.
- Prefiero las alturas a las preguntas.- dijo él mirando la hornacina y el espejo dentro de ella.

domingo, 12 de junio de 2016

HOME SWEET HOME por Amaunet





Nada era mejor que volar... Nada.

Bueno, quizás lo era el hecho de poder dirigir tu nave, a tu ritmo y rumbo...
Debía de admitir que desde que su raza, la Tok'ra era perseguida gozaba de mayor libertad que antes. Ahora ya no tenía que rellenar arduos informes, encriptarlos, y comunicarlos a los suyos. Lo único que echaba de menos de aquello, eran las reuniones clandestinas con los suyos para saber qué había puesto Elsara de Pay'tah, qué había copiado mal Coras de Elsara y por lo que se llevaría una reprimenda, que queja había incluido Andros sobre la forma de pilotar de él mismo, o qué nuevo nivel de información les concedería Tatenen mientras les miraba concentrada con las manos en los bolsillos de su túnica Tok'ra. Eso sí lo echaba de menos.
Tras el paso a la absoluta clandestinidad, la separación había sido dolorosa. Ya no podían reunirse en Siwä, y tenían que hacerlo de cuando en cuando y usando métodos bastante poco ortodoxos. Lo bueno era, que con los goa'uld diezmados, ya no tenían que preocuparse de ellos, sólo de la facción del Nuevo Orden, que les buscaban por todos lados en un intento de sofocar cualquier intento de rebelión contra ellos.

Sabía de sus antiguos compañeros porque los veía de vez en cuando, en esas ahora, quedadas clandestinas. Siempre estaban en contacto y la red creada era lo suficientemente segura como para buscar y trazar planes nuevos para regresar a Siwä en algún momento.
Pero de clandestinidad, Hiram sabia demasiado. No le era para nada desconocida. Toda su existencia, sus vidas vividas hasta ahora, habían tenido mucho de ello.
Y él era muy bueno en lo suyo. Y si no que se lo contaran a Salomón y a los habitantes de entonces en Tauri, y de ahora... que vivían en total ignorancia del alguien como él. Lo gracioso, es que no hay nada mejor que volar... y crear tu propia leyenda.
Miró el panel de control de su nave mientras sonreía para sí mismo. Aún le parecía gracioso que se le recordara como "El Grande", y que muchos lo pusieran en entredicho. Pero él si conocía la verdad. Sólo él sabía que se había forjado su leyenda en su propio primer hogar, y que en realidad... todos eran el mismo.

domingo, 5 de junio de 2016

THE DAY OF THE HUMAN por Barlas

(PARTE 2 DE 2)



Despertar fue como salir de un trance. Me sentía aturdido pero en seguida recordé donde estaba y las figuras que me rodeaban cobraron forma. Cuatro hermanas y la anciana líder me miraban con inquietud. 

- Soy Barlas.- dije, aunque no parecían cuestionarse eso.- No sé explicar esta sensación pero no percibo a nadie más en mi interior. ¿Qué ha pasado?

- No te muevas demasiado, aún estarás débil.- explicó la anciana. Su rostro estaba perlado por el sudor y sus cabellos más agitados de lo que recordaba.- Hemos extraído al Goa’uld pero también se han drenado parte de tus energías, tu fuerza vital. 

- Me encuentro bien.- dije intentando sentarme sobre el altar de piedra.- Sólo tengo un poco de frío.

- Tu cuerpo tendrá que acostumbrarse de nuevo a vivir sin el huésped, ahora sólo dependes de tu sistema inmunológico para defenderte ante enfermedades o condiciones externas. Cuídate, jovencito.- dijo posando una mano sobre mi mejilla.- Tienes una vida mortal por delante.

THE NIGHT OF THE GOA'ULD por Dastan/Barlas



(PARTE 1 DE 2)





Se veía una luz en el horizonte, eso sólo podía significar una cosa: una nave se aproximaba. Hacía mucho tiempo que mis hermanas y yo no recibíamos ninguna visita. Y si alguien se adentraba en los confines de la galaxia para llegar hasta aquí, es porque venía a visitarnos.

Mi nombre es Olessya. La hermandad es un secreto, muy pocos han llegado a nuestro templo a solicitar ayuda. Seres de todas las razas han apreciado nuestros conocimientos pero el precio a pagar es algo que muy pocos están dispuestos a dar. Y el silencio es algo que va implícito. Por eso nadie habla de nosotras, nadie nos menciona ni siquiera en mitos, leyendas o historias para asustar a los más pequeños. Pero nuestra hermandad sobrevive al paso de los siglos y de los milenios. Y cuando un alma perdida se nos presenta a nuestra puerta, le socorremos.


Desde una de las ventanas, esculpidas como grutas naturales en la roca que envolvía nuestro santuario, divisé al joven que bajó de la nave. Conocía ese rostro a la perfección pero algo en él era diferente. Me envolví  con la capucha roja de nuestra túnica ceremonial y me deslicé por los oscuros pasillos para observar lo que iba a ocurrir desde las sombras, aunque las hermanas más jóvenes se turbaron y comenzaron a moverse de un lado a otro con inquietud.